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No, la IA no es la mala película: 3 claves para sacar tajada de este "hype" en la industria creativa

La inteligencia artificial (IA) ha irrumpido como un elefante en una cacharrería en la industria creativa, que no se despega de los labios de quienes se desenvuelven profesionalmente en este ámbito de actividad. Y las reacciones a la tecnología que promete ocasionar cambios absolutamente sísmicos en la creatividad no son en modo alguno homogéneas. Hay quienes exudan algarabía por la entrada en escena de la IA, mientras que otros viven con el miedo en el cuerpo ante la posibilidad (quizás no demasiado remota) de ser reemplazados por las máquinas.

Con la irrupción de herramientas como ChatGPT no están únicamente en peligro de extinción trabajos en los que las tareas son preponderantemente repetitivas sino también empleos (otrora aparentemente a salvo de las máquinas) como los enfocados a la redacción de textos. ¿Qué deben hacer entonces los profesionales adscritos a la industria creativa? ¿Cambiar de profesión antes de que sea demasiado tarde o arrojar directamente la toalla?

Probablemente no sean en modo alguno necesarias medidas tan drásticas. En un artículo para Horizont Alexander Haase propone a los profesionales de la creatividad hacer suyos siguientes consejos para lidiar con éxito con el pujante «hype» de la IA:

1. Arrojarse en los brazos de las máquinas

Cuando emergen tecnologías de nueva hornada, es imposible volver a meter el «genio» en la lámpara y tratar de deshacerlas.

Por esta razón merece la pena que los creativos venzan su resistencia a la IA y que se aproximen sin prejuicios a programas como ChatGPT para constatar de primera mano qué es posible (y qué no) con este tipo de herramientas.

En el caso específico de ChatGPT y otras herramientas de generación de textos propulsadas por la inteligencia artificial hay ya toda una plétora de ejemplos que demuestran que estas soluciones resultan más útiles que nocivas para los creativos.

ChatGPT y compañía se revelan, por ejemplo, particularmente útiles para la producción de textos en serie para tiendas online con miles de productos. Y también dan cuenta de sus bondades en el ámbito de la publicidad. El guion de la última campaña de la plataforma especializada en genealogía Storied y la agencia 2Player fue, por ejemplo, escrito al alimón por ChatGPT y creativos de carne y uso. Con la inestimable ayuda del famoso chatbot de OpenAI Storied y 2Player menguaron sustancialmente el tiempo habitualmente invertido en las campañas de estas características y pudieron lanzar su proyecto en poco más de un mes. «Glory to Your Story» (así se llama a campaña de Storied y 2Player) comenzó a gestarse a finales de noviembre y salió del cascarón durante la primera semana de enero. Todo un récord que habría sido definitivamente imposible si ChatGPT se hubiera quedado fuera de la ecuación.

Merece definitivamente la pena explorar los que se cuece en el universo de la IA generativa, aunque sea simplemente por diversión pura y dura. La plataforma Aiva.ia se precia, por ejemplo, de generar canciones completas de acuerdo con las especificaciones del usuario en apenas unos segundos.

2. Ser más creativos que las máquinas

La IA es aún susceptible de notables mejoras en el ámbito de la creatividad, pero proyectos como Uncreative Agency demuestran que los resultados que pone sobre la mesa esta tecnología son más genéricos, mediocres y casi intercambiables. Para echar brotes verdes la IA necesita inevitablemente el soporte de los humanos de carne y hueso, que son los aportan realmente un valor diferencial.

A diferencia de en las máquinas, en los humanos la creatividad no está a merced de tantas formalidades y está en condiciones de generar contenidos revestidos de mucho más atractivo (algo en lo que los robots demuestran tener mucha menos pericia).

La creatividad de las máquinas es de naturaleza mucho más ramplona y azarosa que la de los humanos de carne y hueso. Y aunque resulta imposible saber por qué derroteros transitará la IA en los años venideros, hoy por hoy la creatividad humana es mucho más compleja e interesante a lo largo plazo que la creatividad emanada de las máquinas, cuya natural asepsia hace desde luego mucho menos interesantes y divertidas sus ideas.

3. No creer demasiado en el «hype» que aletea actualmente en torno a la IA

La industria creativa suele reaccionar con más celeridad a las tendencias de nueva hornada que en otros ámbitos de actividad porque los efectos de tales tendencias suelen ser allí mucho más violentas (y la serenidad parece a bote pronto un pecado imperdonable).

Sin embargo, lo cierto es que tomar algo de distancia con respecto al «hype» de la IA puede ayudar a la industria creativa a pensar con más claridad sobre este asunto en particular. A veces las empresas se empeñan en ser revolucionarias sin revolucionar nada y las compañías que tienen la vitola de disruptivas no son a menudo tan exitosas como cabría pensar a priori.

Esto no quiere decir que la IA vaya a ser flor de un día y vaya a ser fagocitada más pronto que tarde por otra moda. Sin embargo, merece la pena reflexionar de manera más calmada sobre el impacto real de esta tecnología en la industria creativa y vencer el miedo a los «siniestros» robots para pensar en cómo los profesionales de la creatividad pueden ayudar a dar forma la interacción de máquinas y humanos en el futuro.

Lo que está en todo caso fuera de toda duda es que la creatividad humana no se extinguirá en modo alguno como los dinosaurios. Al fin y al cabo, la creatividad es una tarea que nada tiene de tediosa ni de latosa y es, por el contrario, terriblemente enriquecedora para el ser humano.


19-06-2023